El arte del cuidado de la camisa

Simplemente sobreplanchada

¿Lleva traje? ¿O quizás lleva la camisa debajo del jersey? Esto es en principio una buena señal ya que demuestra que tiene estilo. Por otra parte la camisa puede dar bastante trabajo porque planchar una camisa lleva tiempo y eso es una cosa que muchos no tienen.

En principio la solución es simple: muchos hombres de negocios delegan el cuidado de la camisa a su tintorería de confianza. Las camisas se llevan sucias y se recogen en un par de días perfectas y planchadas. Inlcuso puede tener suerte y encontrar una tintorería en el camino de casa al trabajo. Sin embargo, aun encontrando una tintorería muy barata, el precio por camisa lavada y planchada es de 1,50 €. Multiplique una camisa por día y llegará a un coste mensual de 45 € al mes sólo en camisas. Con este dinero puede ir a cenar o pagar el periódico todo el mes.

El planchado de la camisa es un poco costoso pero para nada imposible y un hombre que tenga una tabla de planchar y una plancha en teoría puede aprender. Incluso en las tintorerías le pueden arruinar una camisa hecha a medida con alguna marca de plancha.

El mejor momento para planchar una camisa es cuando está ligeramente húmeda pero no mojada. Si llega demasiado tarde y la camisa está seca, la plancha tiene una opción de pulverizador. El agua destilada evita que se formen manchas de cal. Muchos modelos nuevos de plancha tienen un descalcificador.

Siempre se empieza por el cuello. Se plancha por la parte interior y después por la posterior centrándose en los dobles. Planche siempre desde la punta hasta el centro y después haga lo mismo con los puños.

Ahora empieza lo difícil. Ponga la camisa sobre la tabla de planchar sin que el cuello esté en la tabla y alise primero con las manos la parte de la botonera. Después planche esta parte. Al finalizar, empiece desde la parte exterior hasta el interior. Luego déle la vuelta a la camisa y repita la acción. Si desea una camisa sin ninguna arruga, puede repetir este proceso en varias ocasiones. Es muy importante seguir la dirección de plachado desde el cuello de la camisa hasta debajo. La excepción es la botonera: va desde la parte de abajo hacia el cuello. No hay que decir que la parte de la camisa más importante es la delantera, que es la que más se va a ver. Las camisas de fácil planchado no hacen milagros y siempre presentan algunas arrugas, además no son de algodón 100% y tienen tejidos sintéticos. Hay unas camisas de algodón que tienen un tejido más grueso y son por lo tanto algo más fáciles de planchar. Eso no significa que no tenga que evitar la placha, pero acabará mucho más rápidamente. Cuando acabe de planchar no doble la camisa, si no le saldrán arrugas. Cuélguela simplemente en una percha y no la amontone con otras camisas porque se pueden doblar.

El grosor de la tela es un factor a tener en cuenta. Una camisa gruesa es mucho más formal que una de tejido fino. Además las camisas gruesas se arrugan menos y tienen una vida más larga en comparación con las camisas finas que tienen tejidos quebradizos. Si la camisa se manchara por casualidad, no utilice polvos o soluciones de limpieza ni tampoco frote, sólo los más expertos conocen el arte de frotar para quitar la mancha y no hacerla más grande. En estos casos es mejor recurrir a la tintorería.