La pajarita
Si se echa un vistazo a los cuellos de camisa de nuestro país, se puede apreciar una monotonía en lo que respecta al atuendo de negocios. Corbatas discretas en burdeos y azul marino se intercambian con corbatas azul marino y burdeos. Como estampado se puede elegir entre corbatas a rayas conservadoras o corbatas a rayas conservadoras. Es una lástima, aunque este código de vestimenta es el que se ha impuesto en este sector.
Si se va a la ópera o a un concierto: ¿qué se ve? Corbatas a rayas en burdeos y azul marino. Sin embargo este no es su sitio ya que por la noche se puede mostrar algo más de color. Naturalmente no todo queda bien. Si quiere llamar la atención puede llevar una corbata de color negro y talla estrecha o simplemente una pajarita.
Desgraciadamente la pajarita para el vestuario de día ha perdido adeptos durante estos últimos años. Sin embargo sus comienzos fueron prometedores ya que la pajarita se consideró un accesorio de nobles y alcanzó su punto álgido en época dorada del Rey Sol. Madame Lavallière, una de las favoritas del rey Luis XIV jugaba con la corbata pañuelo del rey y le gustaba anudarla de maneras diferentes. Una vez hizo un nudo que quedaba especialmente elegante ya que tenía forma de una lazo. La corbata pañuelo (también conocida como lavallière) había nacido y sería la predecesora de la pajarita.
Si hablamos de una forma práctica, la pajarita tiene muchas más ventajas que la corbata. Se mancha mucho menos que una corbata, no estorba porque no cuelga y no se engancha en ninguna máquina. No sin razón encontramos entre los adeptos de la pajarita a ingenieros, químicos y biólogos.
Quien lleva pajarita hoy en día muestra su lado individualista: los periodistas y arquitectos la han elegido como marca de referencia. El famoso arquitecto Le Corbusier (quien construyó edificios sacros como la emblemática capilla de Ronchamps) utilizó la pajarita para mostrar su estado de ánimo mediante los colores y estampados. A veces las pajaritas son estampadas con paisley o cuadros. En particular con una chaqueta tweed es la pajarita un accesorio perfecto para demostrar una elegancia informal y un humor negro.
Pero a pesar de todo la pajarita no se ha visto amenazada en su ámbito. En el vestuario de noche tiene su plaza asegurada desde hace más de cien años. Tradicionalmente es de color negro para el esmóquin y blanco para el frac. Debido a que las convenciones de la moda se han flexibilizado, al menos para el esmóquin se pueden utilizar varios colores. En las tiendas de moda masculina se pueden encontrar infinidad de pajaritas con el nudo ya preparado. Respecto a los colores, a parte del clásico negro encontramos también el color plateado que se combina incluso con los trajes de tres piezas. Esta combinación puede ser un punto de discusión para muchos aunque se diga lo que se diga, la combinación se ve bien.
Las pajaritas de color burdeos discretas son también muy populares y además se pueden combinar con el fajín. Ante todo no hay que olvidar: aún con una pajarita de color el pañuelo de bolsillo puede ser blanco.
Quien quiera algo más clásico no escogerá una combinación de colores y se decantará por una pajarita para anudar uno mismo, ya que ésta tiene simplemente estilo. Sobre todo nada de pánico: una pajarita es tan fácil de anudar como unos cordones, y si nos paramos a pensar es casi exactamente lo mismo. La única diferencia es que tiene que llevar más cuidado para que se adapte al cuello de la camisa y no quede demasiado ancha. Además la pajarita para anudar uno mismo tiene un toque extra de elegancia (quizás porque el nudo cada vez queda diferente). Entonces ¿a qué espera para ser diferente y llevar pajarita?