La primera impresión
Imagine que está sentado en una sala de reuniones. Está realizando entrevistas de trabajo para un puesto en su empresa junto a unos compañeros. El currículum y la carta de presentación prometen mucho. El candidato tiene años de experiencia en el ámbito internacional, habla cinco idiomas y tiene tres carreras en un tiempo récord. Parece la persona indicada.
La puerta se abre y aparece un hombre normal con pantalones vaqueros no muy limpios y una camiseta estampada. El olor a aftershave inunda la sala aunque queda claro que sólo lo ha utilizado para dar un efecto ya que la cuchilla de afeitar hace tiempo que no realiza su función. Incluso parece que el peine no existe.
El candidato se sienta tranquilo y empieza a hablar perfectamente sobre sus cualidades y su especialidad. Está perfectamente preparado, es muy competente a la hora de hablar y está claramente cualificado. ¿Obtiene el puesto? Es posible. Pero sólo si consigue olvidar la catástrofe de la primera impresión. Exactamente el segundo en el que la puerta se abrió y apareció él.
„You never get a second chance to make a first impression“, dice un proverbio inglés. Y es cierto. Cuando se conoce a alguien en cuestión de segundos se analiza y se hace una idea de cómo puede ser. Debido a que no se tiene más información sobre la persona, en lo que uno se fija es en el aspecto. ¿Superficial? Seguro. Pero también es instinto. Sólo al hablar u observar a la otra persona se confirman las primeras impresiones o uno se da cuenta de que se ha equivocado.
Por este motivo es tan importante prestar atención a su aspecto. Algunos quieren mostar su parte rebelde en estas entrevistas en las que el traje y la corbata son obligatorias. En este caso algunos llevan el cuello de la camisa sin abrochar correctamente y la corbata con dibujos de comic llamativos cuelga en lugar de estar bien anudada. Además aparecen con zapatillas de deporte que ni siquera llevan los mismos colores. Rebelión aquí o allá, este aspecto no resulta para nada algo rebelde. Si uno no quiere llevar corbata, puede ir a la entrevista sin ella: en verano con el cuello de la camisa abierto y en invierno quizás con un jersey de cuello vuelto. Esto es mucho más elegante que una corbata inapropiada.
Aún peor es cuando se tiene un trabajo sin contacto directo con los clientes o, todavía peor, cuando se tiene contacto con los clientes pero no existe un código de vestimenta. En estos casos también se conoce a gente y la primera impresión también cuenta. Incluso cuando uno esté todo el día en la oficina sin clientes, un aspecto aseado y moderno es importante. No se trata de llevar siempre el traje clásico de tres piezas, la corbata a rayas clásicas también la puede dejar en casa. Llevar sólo una camisa abierta es muy simple. Cuando haga un poco de frío se recomienda una chaqueta americana o un jersey discreto. Los vaqueros ya se aceptan en muchas oficinas, aunque éstos deben ir bien combinados y en ningún caso con muchas cremalleras, cortes o agujeros. Si además los zapatos están bien limpios, es muy difícil que no cause una buena impresión.
¿Cómo? ¿Trabaja desde casa? Entonces en teoría puede sentarse en pijama delante del ordenador todo el día. Pero no sabe quién puede llamar a la puerta y ahí es donde se vuelve a la primera impresión.
Por cierto: cada vez se es más consciente de que a primera vista se causa una impresión. Algunas escuelas en Alemania ofrecen cursos a los alumnos sobre la apariencia en el trabajo. Entre las asignaturas aparece cómo anudar una corbata.
Los mayores impedimentos de la moda
Crear un armario para cada ocasión
Cuando las corbatas tienen manchas
Día internacional de la corbata
Vestir el pie ? calcetines y medias
El traje
¡Combinar, no colapsar!
¿Cúando queda bien la camisa?
¡Encuentre su tipo de traje!